Tras la final de la Copa América, el pasado viernes 19 de julio, se presentaron varias demandas en nombre de varios aficionados que, pese a tener comprada su entrada para la final de la Copa América entre Argentina y Colombia, no pudieron entrar al Estadio para ver el partido de futbol.
Y es que, la final de la Copa América celebrada en el Hard Rock Stadium en Miami Gardens, Florida, fue caótica, miles de aficionados sin entrada, burlaron la seguridad y accedieron al estadio, lo que llevó a la organización a cerrar las puertas del estadio, impidiendo que accedieran aficionados que habían comprado su entrada para ver el partido.
Según informa ABC news, la demanda colectiva se ha presentado por estos aficionados que no pudieron entrar al estadio, pese a tener su entrada, contra el Hard Rock Stadium, las organizaciones internacionales de fútbol Conmebol, de Sudamérica, y Concacaf, de Centro América y El Caribe, así como contra la empresa de seguridad Best Crowd Management.
Se estima que se pudieron vender unas 65.000 entradas para la final entre Argentina y Colombia.
A consecuencia del caos, el partido, cuyo inicio estaba previsto para las 20:00 horas, empezó a las 21:25 horas, casi hora y media de retraso.
Tras el fallo de seguridad, según han declarado los responsables de seguridad del estadio, se tomó la decisión de reabrir las puertas del estadio «durante un breve periodo de tiempo a todos los aficionados para evitar estampidas y lesiones graves en el perímetro», señalando como motivo de la decisión la «grave preocupación de que los aficionados fueran aplastados en su intento de entrar».
El contenido de la denuncia
Los demandantes denuncian que la organización y seguridad del evento «no aplicaron un plan de seguridad adecuado y razonable», como contratar suficiente personal de seguridad, prever con antelación el número de asistentes sin entradas y establecer un perímetro para revisar las entradas, medidas que hubiesen evitado el caos.
Tanto en televisión como en redes sociales se ha visto escenas dramáticas y asombrosas, aficionados ensangrentados, padres protegiendo a sus hijos de actos delictivos, aficionados agrediéndose entre sí y a personal del estadio y policía local, y otras igualmente insólitas.
También denuncian en la demanda que los responsables deberían haber previsto el caos que se desató e ignoraron su deber de proteger a los poseedores de entradas.
Declaraciones de las partes implicadas
Uno de los demandantes, Das Noble, alega que compró 4 entradas por las que pagó 10.000 dólares y otros 15.000 dólares de gasto por el viaje. También ha manifestado en la demanda que él, no vio a nadie escaneando las entradas cuando llegó al estadio. En cambio, vio que la puerta sudeste estaba cerrada y bloqueada.
Noble denuncia que él y su familia esperaron casi tres horas para entrar en el estadio, antes de regresar a su hotel, sin poder entrar al estadio. Durante esa espera, Noble declara que «presenció cómo decenas de aficionados se subían a un escaparate, irrumpían en el estadio, escalaban vallas y arrojaban mochilas».
«El Hard Rock Stadium era responsable de aplicar los planes de seguridad negociados con la Conmebol y la Concacaf y de aplicar los protocolos diseñados para la seguridad de los aficionados. Hard Rock Stadium contrató a BEST security para obtener asistencia adicional», afirma Noble en la demanda.
En cuanto a los organizadores, la Conmebol manifestó que estaban «sujetos a las decisiones tomadas por las autoridades del Hard Rock Stadium» y que ciertos procedimientos «no se tuvieron en cuenta».
Por el Hard Rock Stadium se ha emitido comunicado en el que manifiestan que «aplicó, y en muchos casos superó, las recomendaciones de seguridad de la Conmebol durante todo el torneo y en la final».
Otra demandante es Jacqueline Martínez. En su caso, compró cuatro entradas por más de 4.000 dólares para asistir al partido con su familia, pero tampoco pudieron entrar en el estadio debido a la multitud. Además, tuvo unos importantes gastos por el desplazamiento y estancia en Miami.
¿Qué reclaman los demandantes de la final de la Copa América?
Noble está reclamando el reembolso íntegro del precio pagado por las entradas, más los intereses y el reembolso de los gastos de viaje.
En el caso de Jacqueline Martínez, solicita 50.000 dólares por daños y perjuicios para cubrir el reembolso de sus gastos y la angustia emocional que le ha causado lo vivido.
En principio, tanto el Hard Rock Stadium, como la Conmebol han manifestado que no van a hablar del tema judicial, aunque según declaraciones efectuadas a la CNN por un funcionario de estadio: «se anima a los aficionados que compraron entradas en el mercado primario y a los que se negó la entrada al partido a que se pongan en contacto con Ticketmaster para solicitar el reembolso. Ticketmaster atenderá la reclamación y proporcionará los siguientes pasos al cliente. Los aficionados que compraron entradas en el mercado secundario deben dirigir su solicitud de reembolso a la entidad en la que las adquirieron».
7 personas detenidas, exceso de alcohol, declaraciones cruzadas
La Policía del condado Miami detuvo a 27 personas y expulsó del estadio a decenas que irrumpieron sin entrada.
Además, junto a los gravísimos incidentes provocados por un error grave de la organización y los fallos de seguridad, también hubo malestar entre los jugadores por estar el campo en malas condiciones, y a más inri, ha habido controversia por la presencia de pastores evangélicos en la inauguración, lo que iría contra el Estatuto de la FIFA y de la Conmebol.
La alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, la Conmebol y el Hard Rock Stadium, han mantenido declaraciones cruzadas, echándose la pelota de la responsabilidad de lo sucedido los unos a los otros.
En un evento deportivo como la Copa América, cuando la Conmebol designa un organizador, delega todos los aspectos de la organización al país que se lo adjudica, tales como el estado de los campos de juego y la seguridad dentro y fuera del estadio, entre otros.
La Conmebol está obligada a supervisar todos estos aspectos, además de dar las recomendaciones oportunas.
La alcaldesa de Miami Dade, por su parte, ha manifestado que la organización es competencia de la Conmebol, y que el condado solo proveyó la seguridad.
La Conmebol alega que recomendó “procedimientos probados en eventos de esta envergadura, los cuales no fueron tomados en cuenta”
Sin embargo, Hard Rock Stadium refiere que es un trabajo en conjunto entre las autoridades del campo y las confederaciones, tanto la Conmebol, como la Concacaf.
En resumen, las autoridades políticas y deportivas no asumen su responsabilidad en los graves incidentes, lo que sin duda es preocupante, porque, ya en el partido de semifinales entre Colombia y Uruguay se vivieron incidentes graves por la mala organización y pocas medidas de seguridad, las cuales se suponía que iban a reforzar en la final.
Sin embargo, el fallo en seguridad fue capital, con ausencia de anillos de seguridad, cientos de personas entrando al estadio sin entrada, muchos de ellos con signos de haber bebido alcohol, lo que es preocupante y siembra la duda de si esta situación puede ocurrir de nuevo en el próximo Mundial 2026 que tendrá a Estados Unidos como uno de los países anfitriones junto con Canadá y México, y cuya inauguración está prevista en el estadio azteca de Méjico y la final en New Jersey.
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